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El productor de ‘Better Call Saul’ califica el spinoff de ‘Breaking Bad’ como una historia de amor

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Better Call Saul es uno de esos extraños spinoffs televisivos que son prácticamente tan buenos como el original, al haber surgido como serie precuela de la aclamada Breaking Bad de AMC. Sin embargo, una cosa que el drama protagonizado por Bob Odenkirk y centrado en el pseudónimo Saul Goodman hizo incluso mejor que su homólogo protagonizado por Bryan Cranston fue su historia de amor.

A decir verdad, Breaking Bad nunca trató de ser una historia de amor, para ser totalmente justos, a menos que cuentes el romance de un profesor de química de instituto con la producción de metanfetamina como el verdadero romance en el corazón de la serie. No, reivindicamos la relación inequívocamente tóxica, pero desternillante, entre el Jimmy McGill de Odenkirk y la Kim Wexler de Rhea Seehorn en Better Call Saul como la mejor historia de amor.

Lo más gracioso de todo esto es que Better Call Saul no empezó con el romance como centro temático. Más bien, se centraba en la tensa relación entre dos hermanos, el Charles McGill de Michael McKean y su hermano con un pasado de estafador, Jimmy. Con el tiempo, la serie se centró en Saul y Kim. Cuando la productora ejecutiva de Better Call Saul, Melissa Bernstein, fue preguntada recientemente por The Hollywood Reporter sobre esta transición de la rivalidad entre hermanos al romance condenado, describió la dirección que estaba tardando la serie como “contraintuitiva” pero encantadora:

“Me encantaba así ver la serie como una historia de amor, porque era contrario a Breaking Bad y al complejo personaje de Saul Goodman. En cuanto conocimos a Kim, sentí que esta mujer iba a tener una importancia crucial”. La interpretación de Rhea Seehorn del personaje nos pareció tan real y humana que todos nos enamoramos de ella. Era sólo cuestión de tiempo que viéramos cómo acababa todo. Sabemos que tardó mucho en volverse tóxica, pero se presentó -al menos para mí- en los primeros días”.

Para dar a Breaking Bad su merecido, la serie contó con un romance bastante matizado y emocionalmente tenso entre el Walter White de Cranston y su esposa Skyler, un papel que le valió a la actriz Anna Gunn dos premios Emmy. Aunque su interpretación es motivo de elogios y la relación entre Walter y Skyler se transformó de forma inesperada a lo largo de los años, podría decirse que no fue el foco principal de la serie. En su lugar, surgió una dinámica más bien oscura, tipo padre-hijo, entre Walter y su alumno convertido en protegido, el Jesse Pinkman de Aaron Paul. 

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