‘Oppenheimer’ bate otro récord , pero ‘Barbie’ llegó primero

Algún día, la gente podrá hablar de Oppenheimer sin mencionar a Barbie y viceversa, pero viendo que la rivalidad cinematográfica del siglo no muestra absolutamente ningún signo de desaceleración, eso parece estar muy lejos todavía.

Por si no fuera suficientemente impresionante que la epopeya de Christopher Nolan, de tres horas y clasificación R, y la comedia color caramelo de Greta Gerwig vayan camino de ganar un total combinado de unos 2.000 millones de dólares en taquilla, también se han convertido en dos posibles candidatas al Oscar en la mayoría de las categorías principales.

El duelo entre estas películas tan diferentes pero igual de exitosas no se ha limitado a las salas de cine, ya que Letterboxd ha dado otro espaldarazo a Oppenheimer. La película protagonizada por Cillian Murphy se ha colado en el Club del Millón de Películas Vistas más rápido que ninguna otra película de la historia, salvo una, y no hay premios para adivinar qué se le ha adelantado.

La película de Christopher Nolan @OppenheimerFilm acaba de entrar en el club del millón de visionados de Letterboxd. 💥

Es la segunda más rápida después de Barbie. #Oppenheimer

Christopher Nolan’s @OppenheimerFilm has just joined the Letterboxd One Million Watched Club. 💥

It’s the second fastest after Barbie. #Oppenheimer pic.twitter.com/Ke0jaa9sf6

— Letterboxd (@letterboxd) August 13, 2023

Apenas se oye una frase sobre Oppenheimer sin que aparezca Barbie a la vuelta de la esquina, lista para entrar en escena y formar parte de la conversación, lo que demuestra el enorme impacto que han tenido en la conciencia del público, tanto individual como colectivamente.

Barbie acabará siendo el estreno más taquillero de Warner Bros. de todos los tiempos, mientras que Oppenheimer ya es uno de los diez mayores éxitos con calificación R de la historia del cine, lo que demuestra que programar dos títulos de gran repercusión para que se estrenen exactamente el mismo día puede funcionar a las mil maravillas siempre que generen el suficiente impulso y expectación tanto individual como colectivamente, algo que Barbenheimer consiguió a las mil maravillas.