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Jeremy Renner detalla su heroica lucha tras el accidente que le cambió la vida

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Este artículo contiene detalles delicados del accidente de Jeremy Renner; por favor, toma precauciones al leerlo.

La vida de Jeremy Renner cambió una tarde de enero, cuando un Sno-Cat de 14.000 libras le atropelló mientras intentaba garantizar la seguridad de su sobrino cuando se disponían a remolcar un Ford Raptor para sacarlo de un banco de nieve. El tiempo en Nevada era el que cabría esperar en pleno invierno: helado, frío e implacable, y las circunstancias en las que se encontró fueron muy parecidas.

En su primera entrevista desde aquel accidente que le cambió la vida, Renner habló con Diane Sawyer sobre cómo aquella decisión de una fracción de segundo cambió su vida y cómo una sola emoción le ayudó a tambalearse entre la vida y la muerte el tiempo suficiente para encontrar el espíritu que necesitaba para luchar contra un nivel de dolor que parece insondable.

Renner contó a Sawyer que sus pensamientos iniciales se centraron inmediatamente en cómo sería el resto de su vida y en si le quedaría algún tiempo de calidad, e incluso le dijo que había dejado claro que si lo único que le retuviera aquí fueran máquinas o tubos, desearía que su familia le dejara marchar.

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“Pienso: ‘¿Cómo será mi cuerpo? ¿Voy a ser sólo una columna vertebral en un cerebro como un experimento científico? ¿Es ésa mi existencia ahora?’ Me sentí como: ‘¿Qué soy, cómo va a ser mi existencia?

Llámalo suerte o determinación, valentía o una fuerza que todo lo abarca, Renner luchó contra tanto dolor que es casi difícil de describir. Con más de 30 huesos rotos, la mayoría de los cuales se mostraron a los fans en las radiografías y escáneres de Renner en el hospital, se aferraba a la vida y luchaba como un demonio por sobrevivir, y no sólo por sobrevivir, sino por volver a abrazar todos los aspectos de su vida.

“Fue entonces cuando grité, por cierto, cuando pasé por debajo de esa cosa: ‘¡Hoy no, hijop*ta!’ es lo que grité. Perdón por el lenguaje”.

Ya fuera un grito de guerra o un momento para recordar que tenía algo importante por lo que vivir, esas palabras fueron el motor que le impulsó a seguir adelante y mantenerse vivo. El padre aún no estaba preparado para morir; quedaba demasiado por hacer. Renner también dijo que se culpaba a sí mismo por el accidente, afirmando que mira hacia atrás sabiendo que debería haberse tomado la situación más en serio.

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“Resulta que yo era el tonto que estaba un poco en la maldita pista, así que me puse a ver si mi sobrino estaba allí. No deberías estar fuera del vehículo cuando lo manejas, ¿me entiendes? Es como conducir un coche con un pie fuera del coche, pero es lo que había. Y es mi error, y he pagado por ello”.

Aunque sabe que la decisión de no tirar del freno de seguridad fue algo que cambió su vida, volvería a hacerlo si significara salvar la vida de su sobrino Alex. Una elección desinteresada entonces y ahora, se dio cuenta de lo que era importante y de lo que sigue siendo lo más importante para él: el amor.

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Rich Kovach, un vecino que vivía justo enfrente del lugar del accidente, fue la primera persona, aparte de Alex, que intentó socorrer a Renner. La compañera de Kovach, Barb Fletcher, también acudió a ayudar, y Kovach describe la escena como algo inolvidable. La primera vez que quiso ver a Renner, Kovach creyó ver su cráneo.

“Era sangre, la cantidad de sangre que había, y luego estaba… estaba tan dolorido, y los sonidos que salían de él… y había tanta sangre en la nieve. Y cuando le miré la cabeza, me pareció que estaba abierta de par en par. Y pude ver blanco, no sé si era su cráneo, si… tal vez fuera sólo mi imaginación, pero eso es lo que me pareció ver”.

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Fletcher dice que hubo un momento en el que sintió que la vida de Renner se le escapaba, y hablar de ello todavía le produce náuseas.

“En un momento dado, tuvo una sensación húmeda y se volvió de un color gris verdoso. Realmente siento que falleció durante un par de segundos. De verdad”.

Por supuesto, la entrevista también tuvo momentos hermosos, como ver a Renner volver a andar tras semanas de curación y terapia y la lucha y determinación evidentes en todo, desde sus ojos hasta su forma de hablar de la vida. Renner siente de verdad que cada momento es un regalo, y no va a desaprovecharlo.

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“Esto es lo que hablo con mi familia desde todas sus perspectivas, que son horripilantes, que les pongo encima, lo que acabamos de soportar. Eso es amor de verdad. Es sufrimiento, pero eso alimenta las semillas de lo que es el amor”.

Aunque los milagros médicos y el impulso vital de Renner contribuyeron sin duda a darle otra oportunidad de vivir, el amor verdadero es lo que le salvó, y es a lo que puede atribuir el resto de sus días.

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