El showrunner de ‘The Last of Us’ resume con precisión el problema más antiguo del género

Cuando The Last of Us llegó por primera vez a Max en enero, se hizo evidente rápidamente que la adaptación episódica de uno de los videojuegos más queridos de todos los tiempos iba a ser uno de los principales aspirantes a los premios de la temporada. La profecía se ha cumplido y la serie cuenta con un total de 24 nominaciones a los Emmy. Ni que decir tiene que el techo de las adaptaciones de videojuegos se ha pulverizado varias veces.

Por supuesto, es importante tener en cuenta el problema a la hora de analizar el éxito de una adaptación de este tipo: cuando el material original se centra en contar una historia bien entretejida y emocionalmente atractiva más que en cualquier otra cosa, entonces sí, por supuesto que es probable que la adaptación sea un éxito, sobre todo si realmente te importa hacer algo bueno.

En una entrevista con Entertainment Weekly, el codirector de The Last of Us, Craig Mazin, desglosó las dificultades a las que suelen enfrentarse la mayoría de las adaptaciones de videojuegos, señalando que algunos juegos simplemente no están hechos para ser adaptados, y que los que sí lo están tienden a ser abordados con poca sinceridad.

“Creo que todos somos conscientes de que adaptar videojuegos es, en el mejor de los casos, difícil y, en el peor, imposible. Hay algunos juegos que simplemente no se pueden. No están hechos para ser adaptados, pero este sí. Fue un trabajo duro, pero lo hice con Neil, y los dos lo hicimos por amor. Creo que muchas otras adaptaciones del género de los videojuegos han empezado con una empresa que compra los derechos de algo basado en métricas y luego llama a la gente y dice: “Queremos que explotéis esta propiedad intelectual”, que es una frase horrible. Así no es como ha funcionado esto. “

La serie Resident Evil está repleta de juegos fantásticos, así que ¿cómo es que casi todos los intentos de adaptarlos han salido tan mal? Bueno, la fuerza de Resident Evil reside en su jugabilidad más que en sus historias, ciertamente entrecortadas, y nadie quiere ver una serie de televisión sobre Leon recolectando recursos y fabricando herramientas y armas. Esto también deja de lado la probable suposición de que esas adaptaciones no fueran necesariamente un trabajo de amor.

En cualquier caso, cuando un juego se trata a sí mismo como una película más que como un juego, como The Last of Us, ya estás diez pasos por delante de la competencia. Si empezáramos a decir “adaptaciones de medios interactivos” en lugar de “adaptaciones de juegos”, apostaría a que toda la conversación sería un poco más sincera.

The Last of Us se puede ver en streaming en Max.