El episodio de esta semana de The Last of Us se alejó de la narrativa del juego principal y se adentró en un contenido descargable vital en “Left Behind”, que documenta unas horas de la vida de Ellie poco antes de conocer a Joel, y su relación con la recién llegada a la serie Riley.

La pareja pasó el episodio explorando un centro comercial abandonado en la Zona de Cuarentena de Boston, y el escenario de dicho complejo comercial era de gran importancia para el showrunner Craig Mazin.

En el podcast de HBO The Last of Us, Mazin detalló el proceso de búsqueda de una localización para rodar “Left Behind”, ya que el escenario inicial de una sola planta no cumplía con el encanto “mágico” que el director esperaba. Por ello, el equipo de The Last of Us de HBO optó por combinar la localización real con efectos visuales para añadir un segundo piso.

Mazin entra en detalles sobre la icónica toma en la que el centro comercial por fin se ilumina, que se rodó en un plató rodeado de una pantalla azul y sobre cómo presionó al equipo de efectos visuales para que “lo hicieran funcionar”. Explica los motivos que le llevaron a hacer todo lo posible por conservar el centro comercial original del juego:

“Hay frases que se usan en Hollywood, y una de las que más odio es: “¿Merece la pena exprimir el jugo? La odio. La respuesta es que sí. Vale la pena exprimirlo. ¿Merece la pena por esa toma en la que el mundo cobra vida? Sí. Y hacer eso significa que en todo lo demás vamos a necesitar mostrar continuamente este otro piso por encima de él y va a costar dinero, y tiempo… Sí. Porque necesitamos saber que están en un lugar que es mágico y que conecta con el mundo que conocemos”.

La atención al detalle es algo en lo que The Last of Us no ha escatimado, y la serie es mucho mejor por ello. Ojalá la sala de montaje fuera igual de meticulosa.

The Last of Us vuelve a HBO Max el próximo domingo, por penúltima vez.