Ya se ha escrito lo suficiente sobre las críticas de Martin Scorsese al Universo Cinematográfico Marvel como para no repetirlas, pero la versión resumida es que al legendario cineasta no le gusta que el monstruo de los cómics produzca superproducciones idénticas que sacrifican la magia del cine para parecerse más a un “parque temático” que a una película.

Teniendo esto en cuenta, no deja de ser irónico que Scorsese recibiera una audiencia con el Papa el fin de semana, para anunciar inmediatamente después que planea rodar su segundo largometraje sobre la vida y la época de Jesucristo, tras el polémico clásico de 1988 La última tentación de Cristo, que fue nominado a un Oscar y dos Razzies.

“He respondido al llamamiento del Papa a los artistas de la única manera que sé: imaginando y escribiendo el guión de una película sobre Jesús. Y estoy a punto de empezar a hacerla”.

¿Es una secuela? ¿Una precuela? ¿Un reinicio? ¿Una continuación del legado? ¿Un remake? ¿Un requel? ¿Una secuela? Nadie lo sabe a estas alturas, pero podemos responder de forma bastante definitiva que la respuesta va a ser ninguna de las anteriores. Al fin y al cabo, estamos hablando de Scorsese, e imagínate cómo se le erizarían las cejas si le acusaran de repetirse.

Si podemos tener tres versiones de Spiderman en una década y cuatro iteraciones de Batman en la gran pantalla en el mismo periodo de tiempo, Scorsese está en su derecho de llevar a Jesús a los multicines dos veces en 35 años.