La lista de franquicias que pueden considerarse realmente a salvo de reboots, remakes, precuelas, reimaginaciones, secuelas heredadas, recuelas y todas las demás formas que Hollywood ha ideado para seguir canibalizando su propio catálogo se reduce día a día, pero siempre podemos dormir tranquilos sabiendo que Volver al Futuro permanecerá intacta.

El director Robert Zemeckis y el guionista Bob Gale tomaron la sabia, clarividente y, en última instancia, misericordiosa decisión de conservar el control de los derechos, y los Bob dejaron perfectamente claro en numerosas ocasiones que lo más pronto que un ejecutivo de un estudio mugriento puede siquiera contemplar la posibilidad de llevar a Marty McFly y Doc Brown a la pantalla es cuando están enterrados en lo más profundo de la fría, fría tierra.

Y, sin embargo, Volver al Futuro sigue siendo tan popular como siempre, lo que se debe en gran parte a su estatus como una de las franquicias cinematográficas más universalmente queridas y logradas, que sin duda ya habría tenido una cuarta entrega o un remake si alguien que no fuera Zemeckis y Gale hubiera estado al timón del barco.

De hecho, en una entrevista concedida a Variety con motivo del estreno del nuevo musical, Gale reafirmó su postura con una analogía que todo Hollywood debería considerar un evangelio.

“La gente dice: “¿Por qué no hacen Volver al Futuro Parte 4?”. Cuando dicen eso, están diciendo: “Quiero algo que me haga sentir tan bien como lo hizo la original”. De eso se trata. Esa es la sensación que vas a tener cuando veas este espectáculo. No hay necesidad de volver a ese lugar. Has visto a demasiada gente volver así demasiadas veces. Como he dicho muchas veces, los personajes de Volver al Futuro son mi familia, mis hijos. Uno no vende a sus hijos a la prostitución”.

Ese es el “no” más rotundo que se puede escuchar, ya que Volver al Futuro es el Santo Grial de las películas que no se verán en la pantalla con una mano de pintura.