Dependiendo de si estás totalmente de acuerdo con la inminente revisión del DCU o si eres una de las personas preocupadas por que el nuevo régimen vaya a hundir la franquicia, el conocido amor de James Gunn por uno o dos personajes oscuros de los cómics es un gran punto a favor o un alarmante punto en contra.

Su trabajo en Marvel Studios con la trilogía Guardianes de la Galaxia demostró que era un experto en llevar a la gran pantalla a favoritos relativamente desconocidos de la página impresa, una tendencia que continuó con la catástrofe de taquilla aclamada por la crítica El Escuadrón Suicida y la serie derivada de HBO Max Peacemaker.

Como resultado, uno de los chistes favoritos de los detractores es la posibilidad de que Gunn dé a Bat-Mite -que técnicamente es canon y un favorito personal del cineasta- una trilogía entera en solitario. Sin embargo, está claro que tiene que trazar un límite en algún sitio, después de haber descartado al instante cualquier posibilidad de que Snowflame diera el salto al live-action.

Dos mil veinte nunca.

Si no sabes mucho sobre el personaje, puede que te preguntes por qué fue un “no” tan inequívoco, pero una vez que descubres que Snowflame obtiene fuerza sobrehumana, velocidad, invulnerabilidad y pirokénesis enteramente de esnifar cocaína -lo que también se extiende a su capacidad de provocar a los enemigos un colocón de contacto-, entonces puedes entender por qué no está sobre la mesa.

Evidentemente, hay que trazar una línea en algún sitio, y no va a implicar a alguien que se corta un poco y utiliza un billete enrollado para obtener poderes aumentados y mejorados.