Era una época mucho más sencilla en la que el mayor problema que tenía el fandom del Universo Cinematográfico Marvel con el reinicio de Blade era la posibilidad de que el Caminante Diurno fuera metido con calzador en un entorno para menores de 13 años.

Hoy en día, sin embargo, la producción maldita mataría por ser objeto de un escrutinio tan frívolo, ya que se las ha arreglado para pasar por innumerables escritores, múltiples guiones, un director, repetidos retrasos y una creciente sensación de apatía desde que se anunció por primera vez en julio de 2019.

La buena noticia es que Blade tendrá calificación R, tal y como ha confirmado el director Yann Demange a Deadline, e incluso ha adelantado lo que tiene preparado para cuando las cámaras empiecen a rodar.

“Para Blade, vamos a tener diversión porque Mahershala es un actor muy profundo. Me emociona mostrar una especie de despiadado, una rudeza que tiene, que le permite caminar por la tierra de una manera particular. Le quiero por eso. Tiene dignidad e integridad, pero hay una ferocidad que suele mantener bajo la superficie. Quiero desatar eso y ponerlo en pantalla”.

Ser el segundo capítulo del MCU en recibir una calificación R es un hito importante, sin duda, pero si se mira el discurso que rodea a Blade y su alarmante falta de impulso, contrastarlo con el otro título de superhéroes para adultos no deja de ser chocante.

Deadpool 3 es sin duda el estreno más esperado del calendario Marvel, con Hugh Jackman regresando como Wolverine en lo que se perfila como una comedia de aniquilación multiversal con mucho lenguaje soez y bromas de sobra.

Los niveles de expectación no podrían ser más diferentes -y no en el buen sentido-, aunque no deja de ser irónico que Ryan Reynolds coprotagonizara con Wesley Snipes hace casi 20 años la última película live-action de Blade en la gran pantalla.