No hay nada malo en que una película se comercialice y se venda sobre la base de un aspecto por encima de todo, y en el caso de Renfield, de Chris McKay, era la promesa de ver al inimitable Nicolas Cage hincarle literalmente el diente al papel de Drácula.

El casting estaba tan inspirado que rozaba la genialidad, y no es una sorpresa descubrir al ver la película que el ganador del Oscar lo hace de maravilla con un delicioso giro que es deudor de las representaciones clásicas del icónico chupasangre, al tiempo que se mantiene por sí solo como una interpretación a medida de Cage.

La desventaja es que el resto de Renfield no fue muy bueno, con críticas mediocres que no ayudaron a sus posibilidades de éxito en taquilla, donde fracasó rápidamente después de ganar menos de 27 millones de dólares en los cines con un presupuesto de 65 millones de dólares. Si hubiera llegado a buen puerto, seguramente se habrían planteado secuelas, pero McKay se negó a renunciar a ese fantasma en una entrevista con Empire.

“Renfield va a cementar esos trozos con agua bendita y luego los esparcirá presumiblemente por todo el mundo. Pero dentro de cada una de esas células, Drácula sigue vivo, y puede que con el tiempo vuelva a reunirse. Hay decisiones que tomamos para sugerir que hay un mundo de cazadores de vampiros por ahí. No sería un gran salto sugerir que Van Helsing estaría ahí fuera”.

Puede que el legendario archienemigo de Drácula esté ahí fuera, en el mundo de Renfield, pero basándonos únicamente en el hecho de que Universal perdió muchísimo dinero, nos inclinaríamos a decir que esas respuestas puede que nunca se den.