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Anna Faris acusa a Ivan Reitman, director de Los Cazafantasmas, de malos tratos

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Parece que hoy en día no se puede tirar una piedra sin golpear a un icono de Hollywood que fue muy querido y que de repente es problemático. Tal fue el caso esta semana cuando Anna Faris criticó al difunto director Ivan Reitman por su comportamiento en el set de la comedia romántica de superhéroes de 2006, Mi súper ex novia.

Faris recordó la anécdota mientras hablaba con Lena Dunham en el último episodio de su podcast Anna Faris Is Unqualified. Durante la charla, la pareja estaba discutiendo el proceso de dirección cuando Dunham preguntó a Faris qué cualidades le gustan más y menos en un director. Basta con decir que no tardó en nombrar a Reitman, famoso por comedias clásicas como Los Cazafantasmas, Albóndigas, por nombrar algunas.

“¿Puedo hablar mal de los muertos?” le preguntó Faris a su invitada, que, naturalmente, se mostró más que encantada de complacerla.

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“Una de mis experiencias cinematográficas más duras fue con Ivan Reitman. Quiero decir, la idea de intentar hacer una comedia bajo este reino de terror, él gritaba mucho. Destruía a alguien todos los días… y mi primer día, fui yo.”.

Faris recordó que los problemas con Reitman -que falleció a principios de este año a los 75 años- comenzaron durante el rodaje de su primera escena en la película, que resultó ser una secuencia de lucha junto a Uma Thurman.

“Era sólo el principio, así que hicimos el resto de la pelea mucho más tarde, pero fue todo muy duro. Era Nueva York, era invierno, y yo llevaba una peluca roja”, explicó. “Y justo antes… estoy en peluquería y maquillaje, y mi peluquera tiró un gran bote de pegamento para pelucas, era como un cuarto de galón, y se acabó. Tenía este jersey de Yves Saint Laurent que llevaba mi personaje, sólo tenían dos, para una secuencia de lucha”.
“Así que estaba como 20 a 25 minutos de retraso … Y yo estaba aterrorizado, de verdad, que en mi primer día, Ivan piensa que soy una especie de diva que no sale de mi remolque”, continuó Faris. “Ugh, hombre, así que estoy como en el medio de esta calle que está todo iluminado, ya sabes que es un rodaje nocturno, y él sólo me lleva hacia abajo”.
“Sí, él estaba como, ‘¡Annie!’ – siempre me llamaba Annie – él es como, ‘¡No puedes jugar así por aquí!’ Y yo estaba como, no lo hagas – sin llorar – me sentí enfadada, herida, humillada y a la defensiva”, recordó. “Y le dije: ‘¿Nadie te ha dicho lo que ha pasado? Y, en ese momento, se calló y se puso detrás de la cámara”.
“Pero luego, más tarde, también me dio una palmada en el trasero”, añadió Faris. “Ese fue un momento raro”.

Dunham entonces intervino para decir que Faris no había sido la primera en denunciar ese tipo de comportamiento, y preguntó si había habido alguna responsabilidad. Faris admitió que, dado el año -que fue una década completa antes del movimiento #MeToo-, en su lugar decidió “pasar desapercibida e ir a lo seguro”.

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Dunham admitió que ella también experimentó la ira del director durante una visita al set años antes. Pero a diferencia del frecuente colaborador de Reitman, Bill Murray, cuya última película Being Mortal está actualmente en el limbo debido a la mala conducta del actor en el set, es sólo su legado el que puede sufrir en este punto. Y probablemente no deberíamos sorprendernos si Faris es la primera en salir a la palestra con historias.

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